A principios de la década de los 40, el swing ya no daba para más, las grandes bandas habían agotado su repertorio que era repetido una y otra vez, y la aparición del bebop en ese momento supuso una revolución extraordinaria y sentó las bases de todo el jazz moderno. Charlie Parker, Dizzi Gillespie y Thelonious Monk entre otros comenzaron dicha revolución, y tras ellos aparecieron grandes figuras de todos los tiempos, además de Miles Davis, como Charles Mingus, Milt Jackson, Fast Navarro, etc.
Sucesor del swing y precedente inmediato del cool, el bebop actuó como válvula de escape de muchos músicos que veían encorsetado su talento en las grandes bandas, por lo que se reunían en locales como el regentado por Teddy Hill en la calle 118 del barrio de Harlem (Nueva York) llamado Minton’s Playhouse; enfrascándose en memorables jam sessions, donde se enfrentaban en duelos musicales e intercambiaban sus conocimiento y técnicas. En dichas sesiones se formaban grupos pequeños que tocaban a un ritmo frenético, donde los solistas brillaban en todo su esplendor usando acordes en lugar de melodías e incentivando la improvisación (pero siempre ajustándose a los acordes del tema), pero que a la vez exigía una completa conexión e interacción entre los miembros del grupo.
Se ha escrito que los beboppers o beats (los benditos oprimidos de la sociedad) venían de los grupos de ciudadanos al margen de la sociedad como los gays, chulos traficantes, etc. y que tenían un estrecho vínculo con el movimiento literario contemporáneo: